
15 Sep Javier García, monitor en Global Camp, así es cómo trabaja la inteligencia emocional con los acampados
Javier García, ingeniero alimentario, ha pasado de ser acampado a monitor en el campamento de Oliva de Global Camp desde 2019. Según comenta, una de las razones por las que se ha aventurado a ser parte de nuestro queridísimo equipo son los valores que adquirió y las experiencias que vivió durante su estancia, las mismas que ahora comparte con los acampados. ¡Mira todo lo que nos ha contado sobre la inteligencia emocional!
¿Por qué crees que la educación emocional es tan importante para niños y niñas?
La educación emocional es igual de importante que el resto de las educaciones y, sin embargo, ya sea por desconocimiento o falta de tiempo, muchas veces se deja de lado. Sobre todo a edades tempranas. Llevando a cabo actividades y métodos diferentes para cada rango de edad, pero es súper importante y de lo más necesario trabajar y fomentar las emociones en el día a día y también en ocasiones tan lúdicas y motivantes como ofrecen los campamentos de verano. No solo para que los niños entiendan sus sentimientos y sepan expresarlos adecuadamente, sino porque esa gestión es la que les va ayudar a crecer como personas y a desarrollar todo su potencial.
¿Cómo fomentáis los valores en los campamentos de verano?
Los valores en los campamentos de Oliva se fomentan de muy diversas formas. Comenzando por el respeto a los compañeros y monitores, pasando por el cuidado al medio ambiente, hasta llegar a la igualdad, el compañerismo, la tolerancia y la solidaridad. Cuando un niño va a un campamento de verano no solo va a pasárselo bien, también va a aprender muchas cosas esenciales sin apenas darse cuenta de ello. He de decir, desde mi experiencia como acampado, que fue durante mi estancia en los campamentos cuando más cosas aprendí.
¿Qué actividades se llevan a cabo sobre la gestión de las emociones y la inteligencia emocional?

Una de las cosas que más eché en falta como acampado fue tener un momento para despedirnos. Por eso es una cosa que trato de fomentar ahora desde mi labor como monitor. Es necesario dejar ver la alegría o la emoción del primer día de campamento y también la tristeza que se siente cuando se termina.
La velada de las estrellas
Así que la primera actividad que les propuse fue la velada de las estrellas. Los acampados tenían que recortar 3 estrellas. En una escribían ‘gracias’, en la otra ‘lo siento’ y en la tercera ‘te quiero’. La siguiente parte de la actividad consistían entregar esas estrellas a una persona en concreto ya fuera monitor o compañero. ¡He de decir que fue un éxito rotundo!
La caja misteriosa
No es lo mismo diseñar una actividad basada en la inteligencia emocional para niños de 6 años que para chavales de 16. Por eso, para este último grupo que ya consideramos adultos, pensé que podríamos realizar la caja misteriosa. Les dije que en la caja roja que había al final de la sala había una foto de uno de ellos. Uno por uno tenía que ir a caja y decir una cosa buena de esa persona y una cosa a mejorar y entre tanto los demás tenían que adivinar quién era el de la foto. Las respuestas no tardaron en empezar a coincidir. ¡Imagínate su sorpresa cuando descubrían que en la caja había un espejo! Les vino genial, sobre todo para hacer equipo y descubrir que por muy distintos que fueran tenían muchas cosas en común.
La carta dirigida a tus dos yos
Según iban pasando los días, como los acampados iban ganando confianza con los monitores, se les propuso escribir dos cartas. Una a su yo de 6 años y otra a su yo de 60 años. ¡También fue todo un éxito! La segunda carta estaba llena de dudas y gracias a ella se dieron cuenta de todo lo que les queda por vivir. Y la primera, dirigida a su yo de 6 años, tenía más de un recuerdo y más de un consejo, por lo que aprendían a valorar lo bueno que hay en su vida.
La libreta de las reflexiones
El regalo de ese verano de parte de sus monitores fue una libreta. La única condición era que en ella podían anotar lo que quisieran. ¡Qué gratificante era saber que muchos de ellos la usaron para escribir sus reflexiones personales!
¿Cuáles dirías que son los beneficios para los acampados de trabajar la inteligencia emocional?
Muchos y muy distintos. La pertenencia a un grupo, el saber que tienen amistades nuevas. La facilidad para expresar las emociones y el hecho de comprender que los sentimientos siempre están ahí, que forman parte de nuestro día a día, que hay que darles el lugar que se merecen, pero nunca dejar que nos paren los pies.
Al trabajar la inteligencia emocional los acampados ganan en confianza en sí mismos, su autoestima mejora y esa mochila de miedos con la que a veces vienen cargados desaparece poco a poco. Se dan cuenta que hay otras personas a su alrededor que también se sienten como ellos y que es bueno hablar de ello con naturalidad y confianza.
Se llevan a casa el sentimiento de que pueden lograr sus metas, sus sueños, sean los que sean.
¡Muchas gracias, Javier y muchos éxitos en tus nuevos proyectos! ¡En Global Camp estamos encantados de poder contar contigo!
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